martes, 25 de febrero de 2014

Hay días en los que uno se siente genuinamente mal, y lo que entra al corazón encuentra en la boca la única vía para salir.

lunes, 10 de febrero de 2014

¿Y si tú me miras?


Sé que si lo miro, probablemente pueda ser víctima del diluvio prematuro que hay en sus ojos. Todas las noches saldrán las escamas de mi sangre para intentar despeñarse entre sus costas.

Sé que si lo miro, volveré a sentir soles en la punta de los pies; y caerán un par de astillas congeladas en los hombros,  que gritarán sobre sí mismas su silencio. Su silencio.

Sé que si lo miro, los nervios de mi cuerpo cuajarán hasta tomar la consistencia de un te extraño, y ya sólido todo, será duro y tenebroso camino hacia el olvido.

Sé, perfectamente, irreductiblemente, socarronamente, que si hoy lo veo, quedará sobre la pausa una huella, y hasta un nuevo órgano podría surgir únicamente en honor a su recuerdo. 

Mamá-cumpleaños número 47.

Deseo encontrar el día perfecto para escribir las historias perfectas, para armar el libro perfecto que algún día, igualmente perfecto, pueda leer a tus nietos, con las tantas maravillas que eres tú.
Y si ese día armonioso se ausenta, si se aleja, si no llega, no me preocupo, menos lo hagas tú: todo lo que necesito es mirarte para poder/hacer/crear/creer/nacer siempre.

sábado, 8 de febrero de 2014

Sábado


Hay días que saben al siguiente poema. No pude llegar a la clase de yoga (ni empezar a practicarlo siquiera); tampoco pude hacer la comida, ni el aseo regular porque todo estaba hecho. Todo estaba listo y tendido esperándome. He pasado tardes adelantando las ocasiones y los deberes. Entonces lo consiguiente es enviar correos con respuestas pendientes y excusas viejas, ridículas. Idear un plan cualquiera que no recaiga en una cita; imaginar una vida sin alguien: leer poesía para inmacularlo. Así hasta parar en las acciones obligadas, en las tareas pendientes, en la media noche que dirá: "ahora sí, mañana practica yoga". Sí, en serio, hay días que saben al siguiente poema. 


"Si he de vivir sin ti, que sea duro y cruento,
la sopa fría, los zapatos rotos, o que en mitad de la opulencia
se alce la rama seca de la tos, ladrándome
tu nombre deformado, las vocales de espuma, y en los dedos
se me peguen las sábanas, y nada me dé paz.
No aprenderé por eso a quererte mejor,
pero desalojado de la felicidad
sabré cuánta me dabas con solamente a veces estar cerca."

Julio Cortázar

viernes, 7 de febrero de 2014

Y volver, volver... volver

Regresar al origen está de moda, por eso volví a la labor tan ardua que representa mantener un blog. Aparte de los múltiples beneficios que esto puede entregar como: ocio y diversión garantizada, ejercitar la mente para recordar lo que se hizo en el día (o en la vida, según sea el caso del nivel de tortura que uno desee infligirse), o habituarse a la escritura por si hay una tesis que debe (¡tiene que!) ser terminada.
Realmente no importa cuál sea la razón específica de un regreso, al final pueden ser muchas, lo importante es hacerlo.